Marilyn Verge | Carolyn Molson

 

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Tengo que haber visto el mar a edad muy temprana; sólo que no recuerdo cuándo... Mi recuerdo más lejano me lleva a la playa de Santa Fe, al noroeste de La Habana, a donde me llevaba mi padre de pequeño. Allí íbamos porque mi padre conocía a un paisano suyo que tenía un restaurante a la orilla del mar, el gallego Castiñeiras. Apenas se intercambiaban los saludos de rigor, me dirigía presuroso a las casetas, especie de cubículos donde los bañistas se cambiaban de ropa, y me ponía mi trusa o bañador para zambullirme en el agua. Allí pasaba todo el día buceando alrededor de unos arrecifes coralinos que servían de hogar a cientos de pececitos de color que pintaban el agua de ocres, verdes y naranjas.

Después fue mi madre quien me llevaba a la playa. Ibamos en excursiones organizadas por América, una señora que alquilaba autobuses en los que, como gran familia, en jolgorio continuo de cantos y cuentos, huían del tórrido calor los de Santiago de Compostela de las Vegas. Curiosamente, los autobuses nos llevaban a la misma playa de Sta. Fe y al mismo restaurante del gallego Castiñeiras a donde me llevaba mi padre años atrás. Recuerdo vívidamente cómo cambiaba el aire que penetraba por la ventanilla del autobus para indicarnos la proximidad del mar. Era inconfundible. Y desde entonces, cuando voy acompañado de alguien al mar, siempre soy el primero en saber cuándo estamos cerca de sus aguas.

Y luego, aunque en realidad debo decir en un principio, también estuvo el mar ligado a la hermosa leyenda de la virgen de la Caridad del Cobre, Patrona de Cuba, llamada cariñosamente por los cubanos Cachita. "Cuenta el negro esclavo Juan Moreno, que en la Bahía de Nipe - en la región nororiental de Cuba - mientras se encontraba en una barca junto a otros dos esclavos, vio a lo lejos un bulto blanco que parecía una niña flotando sobre las olas..." Una vez repuestos de su asombro, los improvisados marinos remaron hasta alcanzar la imagen que flotaba sobre un trozo de madera fracturada donde se leía la inscripción: Yo soy la Virgen de la Caridad del Cobre".

¡Qué el mar cubra tus pies de peregrino para que alivie los avatares del camino!

 

 

Marilyn Verge | Carolyn Molson